martes, 6 de septiembre de 2011

La espantada también en política

La espantada de Petronila Guerrero al frente tanto del ayuntamiento de Huelva (en la oposición) como de la Diputación provincial de la ciudad (en el sillón), me recuerda mucho a la de su otro compañero socialista en Valverde del Camino tras las elecciones municipales del 22 de mayo. A Miguel Ángel Domínguez también le asustó la idea de hacer oposición, tanto como a Guerrero quedarse cuatro años más en una casa, la Diputación, en la que ya poco le quedaba por barrer. La diferencia entre ambos, es que Domínguez se marchó a la semana siguiente del 22M y Petronila lo ha tenido que sopesar un poco más. Siendo ya un peso (cada vez menos pesado) dentro del partido socialista en Huelva, Mario Jiménez (coordinador del PSOE en Huelva) ha anunciado que Guerrero será uno de los nombres a encabezar la lista al Senado de la provincia de Huelva de cara a la cita electoral del 20 de noviembre junto a Javier Barrero, quien no es nuevo en Madrid.

Del perfil político de Petronila Guerrero se destaca que lleva desde los años 80 como cargo público, especialmente ejerciendo en Andalucía, donde ha trabajado en la política más activamente. Pero no se equivoquen, esto espacio no se encuentra dedicado a ella. Cuando en petit comité me preguntan qué es lo que tengo en contra de Petronila Guerrero, yo siempre contesto lo mismo: ¨lo nuestro es irreconciliable¨. Lo cierto es que sé que inmediatamente en cuanto tiro la piedra ya no puedo esconder la mano (además tampoco es de mi estilo).

Mi (mala) experiencia con ella empezó una soleada mañana de verano. Mes de julio en Huelva y rueda de prensa en diputación muy temprano con la presidenta de por medio (y el director de la Universidad Internacional de Andalucía). Esa mañana creo que no desayune (lo digo por que por esa época vivía sola en Huelva y no tenía mucho tiempo para salir temprano del apartamento, muy lejos del centro, y llegar a tiempo a la redacción para la primera reunión de portada). Decir ahora que recuerdo el collar de perlas de Petronila es como decir que esa mañana seguramente no desayune, es lo más probable (tanto que ella llevará perlas como lo otro). Al término de la rueda de prensa, una servidora tenía curiosidad por saber la opinión de la presidenta acerca de la carta que esa mañana había remitido el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, al presidente de ADIF (acerca de los terrenos concedidos para la construcción del APEADERO-estación de la ciudad). Como por esa época yo era una simple becaria con la mala suerte de tener curiosidad periodística (y sinceramente, poco me importaba los cursos de cata de vinos para expertos de la UNIA), decidí levantar mi mano y hacer uso de mi derecho a preguntar. Ella no debía de estar acostumbrada a tanta curiosidad veinteañera que decidió (muy legítimo por su parte) no responderme, pero no acabó sin antes darme una lección de humildad periodística (porque ella sabe de todos los campos, no crean). Me recordó que esa era una rueda de prensa temática y que ¨por favor¨ (recuerdo la coletilla) ¨respetará al señor director de la UNIA quien no tiene porqué escuchar esa pregunta ya que no tiene nada que ver con el tema de la rueda¨.

De repente pensé si a esa buena señora le habían vendido una caja de caramelos Spirit (que tanto utiliza) en mal estado o el collar de perlas le cortaba la circulación sanguínea. Mire a mis compañeros y sus caras de susto me hizieron temer lo peor. Creo que no habían visto en Huelva un espectáculo con tanto calor de debate con periodistas y políticos de por medio (si a lo que ocurrió se le puede llamar debate, pero asustados estaban). Aún más se llevaron las manos a la cabeza cuando yo respondí a Guerrero que tenía todo su derecho a no contestar mi pregunta pero que la lección de moral periodística se la guardara para otra.  

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