viernes, 30 de diciembre de 2011

Recortes ... de Discurso

No me nieguen (por favor, que estamos a punto de empezar nuevo año) que el uso del lenguaje no es importante en política (y en el resto de cosas en la vida). No me nieguen que si han escuchado esta mediodía a la Vicepresidenta del Gobierno utilizar un lenguaje no muy adecuado para definir las medidas de recorte anunciadas con el objetivo de reducir el déficit público, les ha convencido.

Los recortes han sido muchos, sí. Pero ha llamado especialmente la atención las palabras utilizadas para anunciar la anulación de las ayudas a los jóvenes en el alquiler de viviendas. "Eliminar (mejor suprimir señora Vicepresidenta) que haya mas beneficiarios de las ayudas de alquiler de viviendas de los jóvenes".

Lo sé. Si Frank Luntz entendiese español le diría a Soraya Sáenz de Santamaría que el medio es el mensaje.

lunes, 19 de diciembre de 2011

mcomunicación

¿Qué es lo que quiere decir? ¿A quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? Y sobre todo, ¿para qué?. Se puede comunicar de muchas maneras y no con todas se suma. ¿Ayuda? www.mcomunicacion.es. Mi proyecto y el de quienes me han ayudado estos meses, con sus palabras de ánimo y su sonrisa a altas horas de la madrugada mientras lo preparaba. Gracias por poner cabeza donde yo pongo corazón.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Abismo y yo, esa extraña pareja

Ahora que me han animado a escribir de nuevo (porque el Periodismo me ha abandonado pero yo a él no) me siento delante del ordenador y me distraigo más de lo que lo hacía antes. Será que acabo de cumplir un cuarto de siglo de vida, será que tengo nuevos zapatos Jimmy Choo, será que cada mañana sale el sol. será, será... 

Dicen que tengo demasiadas cosas de las qué pensar para tener 25 años "Haz locuras" dice mi hermano, Miguel. Claro que es verdad, luego cambia de discurso (algo que ha heredado de mi padre). Después de la distracción, vuelvo. Si de una cosa estoy segura es de que algo está pasando. Una sensación clara de que vamos hacia el abismo.
En lugar de salir de la crisis estamos yendo hacia atrás como consecuencia de la desacertada y criminal respuesta que se está dando a la crisis económica y financiera, no solo impidiendo que sus causantes hagan frente a sus responsabilidades económicas, sociales e incluso penales (indultos mediante), sino incluso permitiéndoles que se hayan blindado con contratos y pensiones multimillonarias y que se hagan de oro con la crisis de la deuda que ellos mismos han fabricado con la inestimable ayuda de las autoridades europeas, el Banco Central Europeo y los gobiernos antiguamente soberanos de varios países europeos capitaneados por Alemania.

Creo que caminamos hacia el abismo porque nuestros gobernantes, desatendiendo sus programas electores y su compromiso ciudadano, han sido capturados por los intereses de las grandes corporaciones y las finanzas internacionales y están actuando en contra de los contratos sociales básicos e imprescindibles para que las sociedades se sostengan e incluso de las leyes naturales que gobiernan la vida en el planeta. Valgan para ilustrarlo tres ejemplos que si bien se sitúan en planos distintos, dan una clara idea del desastre al que nos encaminamos. El primero es el mantenimiento del euro a toda costa a pesar de que se trata de una unión monetaria inicialmente mal diseñada, al no disponer de suficientes instituciones políticas de coordinación, del necesario presupuesto y hacienda europeos, de un verdadero banco central, ni de los mecanismos de compensación que sabemos que son imprescindibles para que funcione. Carencias que no parece que se vayan a corregir para seguir permitiendo que los capitales campen a sus anchas y ganen cada vez más dinero y tengan más poder. Todo lo cual está hundiendo a Europa e incluso a países que aparentemente ahora se están beneficiando de la situación, como Alemania. El segundo ejemplo es el empecinamiento en no combatir con eficacia la desigualdad cuando sabemos que está en el origen de la crisis, y de la financiarización de la economía que, unida a la desregularización, nos ha llevado a esta economía de casino que es sumamente inestable y que siempre va a estar provocando burbujas seguidas de crisis, cuya respuesta siempre está basada en políticas que crean más desigualdad y así sucesivamente. Y el tercer ejemplo, es la falta total de respeto a las leyes naturales que hay que respetar para conservar el planeta. Sabemos que lo estamos destruyendo, que vamos a dejar una factura de insalubridad y deterioro medioambiental a las generaciones futuras impagable. Y aún así, las naciones más poderosas del mundo siguen sin firmar el tímido acuerdo de Kyoto y mandan a técnicos a discutir a Durbam para que insistan en soluciones y medidas que no piensan adoptar. A todo esto, a mis 25 años he decidido esperar, y ver a mi sobrino crecer mientras le explico que estos tres ejemplos no forman parte de su futuro. Algo de lo que ni él con seis años, está del todo seguro.

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Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro (René Descartes)