miércoles, 21 de agosto de 2013

Hillary Clinton ¿por qué ahora sí corren detrás de ella?


Ella es ex secretaria de Estado, ex senadora y ex primera dama de Estados Unidos... pero sin embargo, parece que es la mejor candidata del Partido Demócrata para 2016 y creo que esto es algo en lo que están de acuerdo tantos sus amigos como sus enemigos. Por lo que esa posibilidad, los moviliza a todos por igual. Es Hillary Clinton.

Llevamos algunos días, muchos meses, escuchando este nombre ¿verdad? En realidad, los que ahora están haciendo cola detrás de ella para incorporarla en la posición de salida de cara a 2016, fueron los mismos progresistas demócratas, los mismos, que la tiraron fuera de la carrera en 2008.

Así que la gran pregunta es ¿por qué ahora sí corren detrás de ella? Creo que una clave está en que Hillary Clinton parece haber rehabilitado en gran medida su imagen a los ojos de los votantes y grupos de interés, principalmente Wall Street, una hazaña notable dado que estos le abandonaron en 2008.


Y es obvio que líderes en el poder tanto tiempo, como Barack Obama, pueden sentirse quemados por la experiencia y se percibe desde ya, debido a esos ex cargos mencionados, que Hillary Clinton haría de su presidencia, una presidencia más progresista que la de Obama.


martes, 13 de agosto de 2013

Cuestión de telegenia, cuando no sólo se ganan mentes, sino también corazones


La democracia de la imagen política, aquella que desde hace años se cuela en nuestros hogares principalmente a través de la televisión y ahora más que nunca, a través de las redes sociales, adquirió importancia un día de 1960 cuando en el primer debate político televisado de la historia, el joven demócrata John F. Kennedy derrotaba al republicano Richard Nixon, un veterano político y, hasta ese momento, claro favorito para ocupar la Casa Blanca en aquellos comicios.


Lo paradójico fue que los ciudadanos estadounidenses que habían seguido el debate por radio dieron por vencedor a Nixon, mientras que los que lo habían hecho por televisión, se decantaron claramente por el Kennedy. Y es que uno de los secretos mejor guardados de aquel momento fue la trascendental influencia que tuvo la estrella cinematográfica Peter Lawford, cuñado de Kennedy, lo que propició que el grupo se interesase por el asunto y se convirtiera en responsable indirecto de lo ocurrido en aquel plató de televisión. (T. Clarke)


Ellos conocían de sobra hasta dónde llega la influencia de la imagen de los actores de cine en la sociedad, e intuían que parte del futuro de la política pasaba por este hecho y avisaron al joven Kennedy de la importancia de saber estar ante las cámaras. Y para demostrárselo, le sometieron a un curso intensivo de presentación y posado. Le obligaron a ensayar durante días las miradas y las pausas en el lenguaje, lo que le permitió dominar los tics verbales y rentabilizar sus mejores ángulos de cámara.

Un momento que, además de marcar el comienzo de la telegenia electoral, sirvió para que la clase política comenzase a entender que los que hasta esos días se habían desenvuelto bien entre los mítines, la prensa y la radio de la época, debían reconvertir su atención y centrar más su interés en esa imagen conformada por los nuevos medios de comunicación de masas.


Desde 1960 ha pasado tiempo y la telegenia pública y política es una realidad consolidada. Un ejemplo que nos encanta contar a los consultores (confesémoslo): en 1981 el publicitario francés Jacques Séguéla le serraba los colmillos, literalmente, al candidato socialista François Mitterrand para eliminar su sonrisa vampiresca y presentarlo visualmente como la fuerza tranquila. Una tranquilidad que le permitió presidir la V República Francesa durante algún que otro año (14).

Y continuando esta tendencia, según las sociedades se han ido desarrollando y las nuevas tecnologías han impuesto lo visual sobre lo oído y escrito, la imagen se ha convertido en uno de los principales factores de valoración política originando que la apariencia, los gestos y los modos de los políticos, se hayan convertido en aspectos de notable influencia en las conductas de los electores.



La razón es simple, vivimos, opinamos y decidimos en la cultura de la mirada, uno de los sistemas fundamentales de relación, lo que ha provocado que la imagen haya adquirido un especial significado como determinante de ciertos estados de opinión

Una sociedad que obliga a que los gestores de ésta, los políticos, transmitan una personalidad gratificante que evoque orden, autoridad, estabilidad, y eficacia. Y en eso reside la formación de la imagen pública y política.


Conviene comentar algo sobre la comunicación verbal, esto es, sobre lo que cada político dice, y cómo lo dice, y su influencia en la imagen final. Pero, por un lado el espacio manda y, por otro, hay que destacar que, en contra de las creencias comunes, este tipo de comunicación no influye tanto como parece. 

Fotos: Instagram.com/jfk_lover_ 
Porque en las propuestas que los partidos hacen para los convencidos o semiconvencidos, que son a quienes les interesan las palabras, es decir, el discurso en sí, únicamente influye en torno al 10 por ciento, mientras que lo visual (actitudes, lugares, gestos, vestuario y lenguaje corporal) lo hace en torno a un 50 por ciento. El porcentaje restante se corresponde con el paralenguaje (forma de hablar, de expresarse, tono, inflexión...). Y, por encima de todo, la imagen del partido y las circunstancias coyunturales. Por lo que hay que seguir creyendo eso de que, al menos en política, la mayoría piensa con los ojos. 

martes, 6 de agosto de 2013

En una crisis de comunicación ¿Cuántos frentes podemos tener abiertos?

Bárcenas, Gibraltar,... casi en una misma semana. Parece que hay presidentes que tienen desdramatizado el concepto de “crisis” tanto que cuantos más escenarios de crisis, cuantas más situaciones de inestabilidad, ¿mejor? 



Crisis”, significa un cambio repentino entre dos situaciones, cambio que amenaza la imagen y el equilibrio natural de una organización e institución porque entre las dos situaciones (la situación anterior y la situación posterior a la crisis) se produce un acontecimiento súbito (inesperado o extraordinario) frente al cual una organización tiene que reaccionar comprometiendo su imagen y su equilibrio interno (como organización) y externo (como institución) ante sus públicos. La crisis se caracteriza, por consiguiente, por una ruptura de equilibrio cuando, tras un acontecimiento que implica a la instituación, la reacción de ésta ante sus públicos amenaza a su imagen y a su relación habitual con sus interlocutores internos y externos.



La crisis se identifica por el surgimiento de conflictos nuevos o resurgimiento de conflictos anteriores, tomas de posición por las partes, comienzo o vuelta a ponerse en cuestión los valores de la institución y las personas que la conforman, alteración de su imagen, campañas de prensa, etc. En resumen, enfrentamientos y requerimientos generalizados de responsabilidades desde la institución hacia la ciudadanía.





Ciertamente comunicar está en juego. La comunicación en momentos de crisis se muestra particularmente delicada por dos motivos claves: la celeridad de la comunicación, consecuencia de la rapidez con que se suceden los acontecimientos y el deterioro inevitable de la comunicación, al estar sus actores sometidos al estrés. La acción en esos momentos de crisis no puede improvisarse, ya que para elaborar una estrategia eficaz, es preciso delimitar de antemano el problema que se tiene que resolver, y para dialogar con los medios de información, es preciso apoyarse sobre conexiones sólidas: de ahí la importancia de mantener en forma contactos privilegiados con la prensa; pero para consolidar la propia imagen... ¡por lo menos hay que tener una!.







#CrisisCom DOS PROPUESTAS DE INTERACCIÓN Y PREPARACIÓN 



Simulación 

La eficacia de este sistema, a través de simulaciones, se ha demostrado a través de lo que se conoce como cambios de rol, y que consiste en un ensayo de los papeles a interpretar por cada cual, de acuerdo a un guión que simula una crisis. El método es simple: las simulaciones consisten en seminarios de puesta en situación, sobre la base de casos reales o imaginarios. Se trata de "vivir", y, ojalá, de resolver la crisis aplicando un guión previamente definido.

Las simulaciones permiten, primero: descubrir los puntos débiles de un procedimiento definido en abstracto y tomar las medidas correctoras necesarias; segundo, la formación acelerada: la puesta en situación implica al individuo y le ofrece un aprendizaje y un enriquecimiento personal por supuesto superiores a los ofrecidos por una exposición teórica; tercero, el reforzamiento de la cohesión.  




Media-training

Se trata de sesiones de formación concebidas para los portavoces de la organización (y más en particular para sus dirigentes) que corren el riesgo de verse enfrentados a la experiencia de los medios (prensa escrita, pero sobre todo información televisada y radiofónica).

El directivo o el portavoz colocado ante una situación de comunicación simulada, pasa la prueba de las cámaras (o de los micrófonos), sirviéndose de ejercicios tradicionales: la entrevista «en directo», la lectura de un comunicado de prensa, la conducción de una rueda de prensa (con preguntas capaces de desestabilizar a cualquiera), la participación en debates (incluyendo los más delicados, tales como los de confrontación con las víctimas). No sólo entrenamos el contenido del discurso (coherencia de las afirmaciones, calidad de la demostración, claridad, poder de convicción, sinceridad), sino también la expresión (flujo, timbre de voz, precisión en el lenguaje, tics verbales) y la presentación (vestuario, gestualidad y mirada).

Es un buen sistema porque el Media-training se revela de gran valor para aprender a dominar la televisión (medio esencial en caso de crisis de comunicación), y permite mejorar la propia expresión, lo que es igualmente útil para tiempos de más tranquilidad; además, el Media-training pone en evidencia la dificultad de transmitir hacia afuera un problema aparentemente simple visto desde dentro. Existe no obstante un peligro: ¡no hay que olvidar el fondo cuando se mejora la forma!.

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