miércoles, 22 de enero de 2014

Comunico, luego gestiono


Antena 3/Luis Sevillano

Relacionado con el debate de la entrevista del presidente español, Mariano Rajoy, en Antena3, escuchaba (alucinada) a una tertuliana del programa de la Cadena SER, Hoy por Hoy, como decía (y creo que convencida) “Rajoy prefiere gestionar bien a comunicar.”. OMG, Help!

¿Pero qué está pasando para que profesionales del periodismo, líderes de opinión, crean que comunicar no es gobernar, no es gestionar? Es decir, para que crean que una cosa no tiene que ver con la otra. Hoy, y lo sabemos por experiencia (a algun@s le ha costado el puesto entenderlo), hoy gestionar es, en gran parte, comunicar.

Todos los que vimos esa entrevista sabíamos que este presidente no daría titulares, no daría noticias importantes, porque nunca lo hace, aunque las apariciones de la mayoría de los presidentes y líderes mundiales en estos formatos televisivos, siempre sea para anunciar medidas y diferentes aspectos importantes para la vida de los ciudadanía de su país, pero “él es así”. Y lo peor, nos estamos (mal) acostumbrando a ello. Nos estamos (mal) acostumbrando a:

- Que no de mensajes contundentes sobre qué va a hacer, cuál es su plan: más recortes, Cataluña, etc (hasta 7 veces repitió durante la entrevista "no adelantemos acontecimientos").

- Su escasa voluntad de comunicación ciudadana: Esas comparecencias por televisor de plasma, mientras la gente se derrumba económica, social y anímicamente, no son únicamente uno de los mayores patinazos de este hombre (sólo comparable a los alardes líricos de su “niña”, o ecologistas, con “Yo tengo un primo que me ha dicho que no hay cambio climático”), sino una acreditación, manifiesta y directa, del escaso interés por la pedagogía en sus comparecencias. 

- Un mensaje ridículo: viene a ser algo como "esto tiene que ser así, porque no hay otra manera y ustedes lo tienen que aceptar con paciencia". Situación extraña, insostenible, ciertamente. El Gobierno está desarrollando una estrategia de comunicación de sus decisiones más importantes, y asimismo, las más duras en repercusión social, basada en la ambigüedad o en restar importancia a los propios anuncios. Un buen ejemplo de ello es la confusión que generó Luis de Guindos al comunicar la subida del IVA que se produciría en 2013. Hasta tal punto, que no pronunció la palabra “IVA” y que los periodistas tuvieron que preguntarle después para confirmar si lo que habían escuchado correspondía a un aumento de este impuesto.

Pero aún hoy escucho que este gobierno gestiona muy bien pero comunica muy mal aunque resulte evidente que gobernar es, ante todo, comunicar. 


Hoy he releído: 


¿Superpolíticos? Dame líderes o lo que es lo mismo, dame credibilidad no ficción









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